Un reciente estudio muestra las que en un futuro podrían ser las claves de diagnóstico del Síndrome de Intestino Irritable (SII) y sus distintas formas clínicas de presentación.
El SII afecta a casi un 15% de la población y se caracteriza por la presencia durante al menos 6 meses de alteraciones del ritmo intestinal (diarrea-normalidad, estreñimiento-normalidad, diarrea-estreñimiento) asociando además dolor abdominal y siempre la ausencia de enfermedad orgánica que explique estos síntomas.
Aunque muchos de los pacientes que lo padecen pueden hacer una vida normal, en algunas ocasiones se altera notablemente la calidad de vida, apareciendo además graves limitaciones en la vida social y laboral del paciente.
El diagnóstico siempre se basa en la presencia de clínica compatible y ausencia de causa orgánica, lo que hace que estos pacientes sean sometidos de forma frecuente y reiterada a análisis de sangre y heces, así como estudios radiológicos y endoscópicos, lo que no solo añade morbilidad por el riesgo de algunos estudios sino un alto coste económico.
Desde hace años se ha buscado un método de diagnóstico diferente y sobre todo más sencillo, económico y fiable que el actual.
Aunque aún queda mucho por investigar y sobre todo por simplificar, en los últimos años se han encontrado determinados biomarcadores que juntos podrían no solo diferenciarnos los personas sanas o pacientes con otras enfermedades, de los pacientes con SII, sino incluso identificar las 3 formas existentes de esta enfermedad (diarrea-normalidad, estreñimiento-normalidad, diarrea-estreñimiento).
El trabajo de investigación al que hacíamos al principio alusión, ha sido publicado este mes en la revista Alimentary Pharmacology and Therapeutics coordinado por el Dr. MP Jones, del Departamento de Psicología de la Universidad Macquarie de North Ryde (Australia) y en el que han colaborado varios prestigiosos doctores de Australia y Estados Unidos, han reclutado 244 pacientes: 60 con SII predominio estreñimiento, 57 con SII predominio diarrea, 51 con SII mixto diarrea-estreñimiento y 76 paciente sanos. A todos los pacientes se les determino 34 biomarcadores, genéticos y analíticos, 10 de ellos usandos ya con anterioridad y otros 24 nuevos (incluyendo interleukinas, histamina, serotonina, oncogenes, factores de necrosis tumoral, triptasa, ANCA, etc. ). El resultado ha sido sorprendente ya que estos biomarcadores son capaces de diferenciar con una cierta confianza estadística (superior al 80%) a los pacientes que pertenecían a cada uno de los grupos. Pero además, siendo también lo novedoso de este trabajo, se incluyeron 4 marcadores psicológicos (ansiedad, depresión, stress y síntomas de somatización extradigestiva), con los cuales se conseguía una fiabilidad estadística más alta aún (superior al 90%). Curiosamente, ni el sexo ni la edad fueron factores determinantes en la identificación de los distintos grupos pacientes.
Sin duda estamos asistiendo a una nueva era en el diagnóstico de la enfermedad, aunque este modelo experimental tendría que simplificarse mucho más para poder aplicarlo de forma rutinaria en la clínica. No obstante este estudio nos dice que esto es posible y nos ayuda también a entender la causas de la enfermedad (una combinación determinada de factores genéticos, inflamatorios, neuroquímicos y psicológicos).
Si haces click sobre el enlace podrás leer este trabajo a full-text.
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