¿Es el Síndrome de Intestino Irritable un trastorno orgánico?

1 de marzo de 2014 • Noticias del editor, Noticias MédicasLeer más »

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Durante años, la que tal vez sea la patología más común del tubo digestivo, ha sido la enfermedad de «los incomprendidos». La falta de una base orgánica conocida ha hecho que el médico y las instituciones sanitarias siempre la hayan considerado como una patología menor, con escasa relevancia clinica. Sin embargo sabemos que esta enfermedad afecta a casi un 15% de la población, genera un importante gasto sanitario y produce un alto coste laboral.

Los pacientes que la han sufrido durante años en silencio o en soledad, necesitan una respuesta y parece que cada vez estamos más cerca de resolver el dilema, pero eso no quiere decir que vaya a ser fácil.

En la edición de Enero de este año de la revista científica World Journal of Gastroenterology se han publicado varios trabajos de revisión sobre el tema y de entre todos queremos destacar el trabajo escrito por un prestigioso equipo médico noruego y que lleva como título la pregunta de nuestra noticia. (puedes consultarlo aquí a texto completo)

En este artículo se destaca que los nuevos avances científicos demuestran que en realidad estamos hablando de una enfermedad con una clara base orgánica en la que juega un importante papel anormalidades en las numerosas células neuroendocrinas intestinales que, dispersas entre las células epiteliales mucosas y sistema nervioso entérico, se ven sometidas a diversos factores que alteran su función, poniéndose en marcha los mecanismos fisiopatológicos propios de la enfermedad: trastornos de la motilidad, disbalance en las secreciones intestinales y un marcado aumento de la sensibilidad visceral.

Así, la herencia representada por anormalidades recientemente detectadas en el ADN mitocondrial y los factores ambientales (tanto alimentarios como de la microbiota intestinal), juegan sin duda un importante papel en el desarrollo de la enfermedad, muy posiblemente alterando esta función neuroendocrina ya que estas células están dispuestas en el lumen intestinal como sensores especializados capaces de responder a todos estos estímulos y aunque pueden actuar de forma independiente, a su vez están interconectadas y reguladas por el Sistema Nervioso Central, lo que explicaría porque en su función también influye de forma decisiva el estrés y los factores psicológicos.

Estas investigaciones abren sin duda una puerta al desarrollo de nuevos fármacos y a un uso más racional de los que ya disponemos.