¿Está sobrestimada la intolerancia a lactosa?

21 de julio de 2013 • Noticias del editor, Noticias MédicasLeer más »

Leche tristeSegún un reciente trabajo publicado en la revista Journal of Clinical Gastroenterology por el Dr Michael Levitt , la intolerancia a la lactosa como enfermedad puede estar sobreestimada respecto al grado de malabsorción que presentan generalmente los pacientes.

La malabsorción de lactosa se produce por un déficit de lactasa, una enzima del borde en cepillo del intestino que actúa fragmentado la lactosa en sus dos moléculas: glucosa y galactosa, permitiendo su absorción (paso de la luz intestinal a la sangre). El grado de malabsorción depende del déficit de esta enzima, no siendo igual para todas las personas.

La intolerancia son los síntomas asociados a esta malabsorción y que no solo dependen del grado de déficit de lactasa, sino de otros factores como son la presencia de otros alimentos durante la digestión y sobre todo del grado de sensibilidad  intestinal de cada paciente. Así en los pacientes con síndrome de intestino irritable, en los que existe generalmente una hipersensibilidad visceral, el grado de intolerancia suele ser más grave.

Todo esto explicaría porque existe esta disociación entre malabsorción e intolerancia (no siempre los  pacientes que peor absorben la lactosa son los que más síntomas presentan).

Esto además de tener implicaciones clínicas, tiene sus implicaciones terapéuticas. Así, según este estudio, en la mayoría de los pacientes nos es necesario llevar a cabo medidas muy restrictivas en cuanto a la ingesta de lactosa, siendo los síntomas los que marcarán las dosis toleradas.

Por lo tanto podemos concluir que el diagnóstico de un déficit de lactasa mediante técnicas como el test de Hidrógeno espirado, curvas de glucemia tras sobrecarga, gaxilosa o biopsia intestinal, es una medida muy útil y necesaria, pero que estos tests deben de interpretarse siempre en el contexto clínico de cada paciente, siendo la presencia o no de síntomas asociados durante la ingesta los que realmente marcan la estrategia restrictiva dietética a seguir.

Por este motivo queremos desde aquí hacer una defensa del test de Hidrógeno espirado, único test funcional existente, en el que se interpreta la combinación de malabsorción e intolerancia de una forma barata, sencilla y no invasiva. Y por último queremos dejar claro que este tipo de exploraciones deben de ser realizadas siempre dentro de un consulta o laboratorio de motilidad digestiva, donde un personal entrenado y un médico responsable no solo interpretarán los valores objetivos o numéricos de la exploración, sino los síntomas asociados en el contexto clínico del paciente y por tanto darán los consejos dietéticos apropiados a cada caso en base a esta garantía de interpretación de malabsorción-intolerancia durante el test.