Hoy nos ha llamado la atención un artículo recientemente publicado el Dr. Carlos Isasi y colaboradores en la Revista Reumatología Clínica en el que se intenta poner luz sobre esta sospechada relación y que intentaremos resumir más adelante.
La sensibilidad al gluten no celíaca es una entidad emergente caracterizada por síntomas digestivos y extradigestivos similares a los de la celiaquía y dependientes del gluten, en pacientes con pruebas de enfermedad celíaca normales (anticuerpos negativos y biopsias intestinales sin atrofia vellositaria). En los últimos años, esta entidad está adquiriendo un importante protagonismo y no se considera una rareza, todo lo contrario, es más frecuente que la propia enfermedad celíaca, que afecta al 1% de la población; así, aunque no hay estudios epidemiológicos reglados debido a que no hay un marcador diagnóstico, se estima que la sensibilidad al gluten no celíaca afecta a alrededor del 5% de la población.
Sabemos que ésta entidad se asocia con mucha frecuencia al síndrome de fatiga crónica, fibromialgia, ciertas espondiloartropatías y determinadas enfermedades autoinmunes. A la vista de esta dramática coincidencia es fácil plantearse la pregunta de si el gluten puede ser una de las principales causas de éstas enfermedades reumáticas y sobre todo si una dieta en la que se excluya el gluten y el trigo debe de ser una de la primeras armas terapéuticas a utilizar por el médico en estos pacientes.
Isasi, prestigioso Reumatólogo del Hospital Puerta de Hierro de Madrid y toda una autoridad en la materia, repasa varios casos clínicos propios y saca sus propias conclusiones sobre ambos fenómenos: “En este artículo postulamos la hipótesis, sobre la base de argumentos razonables y observaciones clínicas, de que la sensibilidad al gluten no celíaca se asocia a una amplia gama de manifestaciones reumatológicas que incluyen la fibromialgia, las espondiloartritis y las enfermedades autoinmunes sistémicas. En nuestra experiencia, los datos clínicos más importantes que indican la presencia de sensibilidad al gluten no celíaca son la astenia severa no explicada, las aftas orales, el cuadro digestivo asociado, la anemia ferropénica y tener un familiar celíaco. Estos datos clínicos parecen particularmente a tener en cuenta cuando el paciente con una enfermedad sistémica tiene un cuadro fibromiálgico asociado. La buena evolución tras la dieta sin gluten, tanto de las manifestaciones de tipo fibromiálgico, como también de la artritis y la sacroilitis, nos hacen pensar que la sensibilidad al gluten puede tener un papel etiopatogénico que contribuye de forma desencadenante en algunos pacientes con enfermedades autoinmunes sistémicas. Por supuesto, son necesarios estudios prospectivos y ensayos clínicos con provocación doble ciego para aclarar hasta qué punto la sensibilidad al gluten no celíaca es frecuente, y su tratamiento relevante, en las enfermedades reumatológicas».