¿La intolerancia a lactosa es más frecuente en el Síndrome de Intestino Irritable?

30 de septiembre de 2013 • Noticias del editor, Noticias MédicasLeer más »

Dolor abdominalUn reciente estudio muestra que la malabsorción de lactosa es tan frecuente en los personas normales como en los que presentan Síndrome de Intestino Irritable (SII),  sin embargo la intolerancia asociada a esta malabsorción es más intensa o frecuente en el segundo grupo de pacientes.

La malabsorción e intolerancia a lactosa afecta a un gran porcentaje de la población. En España se calcula que la padece un 15% en la poblaciones del norte y sobre un 40% en las regiones del sur, siendo aún más frecuente en inmigrantes de Sudamérica o África. La malabsorción se produce por un déficit selectivo de la enzima lactasa que se encuentra en la superficie de la mucosa del intestino. La intolerancia a la lactosa son los síntomas asociados a la malabsorción y se caracteriza por la presencia de distensión abdominal, meteorismo (gas), borborigmos (ruidos abdominales) y en los casos más graves también aparece dolor abdominal y diarrea.

El síndrome de intestino irritable es la enfermedad digestiva funcional más frecuente y afecta a un 25% de la población. Se caracteriza por  una marcada hipersensibilidad visceral que produce dolor  abdominal, al que se asocian alteraciones de la motilidad digestiva en forma de diarrea-normalidad o estreñimiento-normalidad, siendo también muy frecuente la distensión abdominal.

El estudio del que hablamos ha sido dirigido por un equipo médico chino y se ha publicado en el número de Septiembre de la prestigiosa revista American Journal of Gastroenteorology. Para el trabajo seleccionaron a un grupo de pacientes con SII y otro de voluntarios sanos.

A ambos grupos les hicieron un test de Hidrógeno espirado tras sobrecarga de lactosa, con lo que midieron el nivel de malabsorción, y también le hicieron una medición del perímetro abdominal antes y después de la prueba para valorar de otra forma objetiva la formación de gas intestinal.  La hipersensibilidad intestinal la midieron mediante un baróstato rectal, un balón que se distiende poco a poco en el recto, con el que se puede valorar la correlación entre presión del aire sobre la pared rectal, su distensibilidad y el dolor visceral.

Los resultados han mostrado que, a iguales niveles de malabsorción medidos con Hidrógeno espirado, los pacientes con SII comparados con los sanos  tuvieron más síntomas y estos además fueron mas intensos. Que el perímetro abdominal no aumentaba de forma diferenciada en ninguno de los dos grupos, pero sin embargo los pacientes con SII si quejaban más de la distensión o hinchazón. Además los pacientes con mayor hipersensibilidad en la prueba del baróstato eran los que precisamente tenían los síntomas más intensos, independientemente del grado de malabsorción de lactosa. Es por tanto en esto pacientes donde debemos hacer más hincapié en la dieta, pero también será en estos pacientes en los que peor resultado vamos a obtener para controlar los síntomas.

Por lo tanto el estudio concluye algo que ya suponíamos y es que los pacientes con SII no tienen más grado de malabsorción a lactosa que la población general pero si  mayor grado de intolerancia, ya que son especialmente hipersensibles y por lo tanto en ellos los síntomas son más intensos  y  sobre todo “peor vividos” que en la población general.

Nosotros como conclusión final queremos además añadir que el test de Hidrógeno espirado por tanto, aunque es una prueba objetiva y de gran valor, debe de ser interpretado en el contexto individual de cada paciente y sus síntomas, motivo por el que reivindicamos solo su realización en las Unidades de Motilidad Digestiva. Como test funcional que es, debe de ser realizado solo por personal entrenado, cuya misión no es solo recoger los valores numéricos del aparato de medición, sino que además debe de saber valorar los síntomas que va presentando el paciente durante todo el test y anotarlos minuciosamente. La misión del médico, como eslabón final, es interpretar y validar todos los datos objetivos y subjetivos recogidos, adecuando la dieta y los tratamientos suplementarios que se precisen, a las necesidades individuales de cada paciente.